
Hoy en día, encontramos tela en prácticamente todos los espacios y aspectos de la vida cotidiana. La encontramos en la vestimenta que utilizamos todos los días, como así también en la ropa de cama, en las cortinas, en los tapizados de los muebles, entre otras tantas y tantas opciones. Pero ¿qué sabemos acerca de las telas en realidad? ¿alguna vez te preguntaste cómo se hacen? A continuación, te contamos cómo es que se hace la tela.
Consideraciones generales
Las telas se fabrican de distintas maneras. Pueden ser tejidas, tipo fieltro o trenzadas. Si bien hoy en día podemos encontrar una gran diversidad de fibras, las más frecuentes siguen siendo el algodón, el lino, la lana, la seda y el poliéster. Cuando se tiene la materia prima, las fibras pasan a transformarse en rollos de hilo que luego se emplean en un telar que es el que fabrica la tela. Posteriormente, llega la etapa de coloración.
Materias primas
Antes de hilarse, la fibra de algodón, el lino o el vellón deben ser procesados. En particular, el algodón se procesa con desmontadora, que es la que se encarga de eliminar impurezas, incluyendo las semillas de la planta.
En lo que respecta al lino, se usan distintas operaciones tanto químicas como mecánicas. La seda se desenrolla de los capullos y se ablanda la goma natural en agua caliente. La lana se debe necesariamente clasificar y lavarse antes del hilado. En cuanto a las fibras sintéticas, estas se suministran a modo de filamentos o de fibras cortas. Si es fibra de filamento continuo, esta se convierte en un hilo del mismo modo que sucede con la seda.
El proceso de hilado
Para poder obtener hilo a partir de las materias primas anteriormente mencionadas, lo primero que se hace es torcer las fibras entre sí. A través de esa torsión, lo que se logra es dar forma de una cadena de fibras cortas, que pasan a generar un solo cuerpo al momento de unirse.
Lo que determina el tipo de tela que se genere es la fuerza con la que son torcidas las fibras. Si la torsión es poca, se va a obtener una tela que resulte suave en su superficie. En cambio, si la presión de la torsión es mucha, se van a generar tejidos duros y resistentes al desgaste. Es importante en este sentido tener en cuenta que los procedimientos de conversión a hilo de las fibras sintéticas son iguales que los de las fibras naturales.
El proceso de tejido
Para esta parte del proceso, se requiere de conos de hilado y un telar con distintos colores para la urdiembre. Luego, se necesita otro para la trama. La trama hace referencia al tejido a lo ancho, mientras que la urdiembre refiere a lo largo.
Lo que sucede a continuación es que el primer grupo de hilado se instala en el bastidor. Lo que se busca con esto es formar un conjunto de hebras de forma paralela, montadas a lo largo. Cuando eso se ha completado, se empieza lo que se conoce como tejido propiamente dicho. Para ello, se emplea una aguja para pasar las hebras de la trama de manera perpendicular entrelazándolas con las de urdiembre.
El proceso de teñido
Hasta este punto, ya se han generado las telas de la forma en que las conocemos. No obstante, hoy en día, las encontramos en el mercado con distintos colores o estampados. Las telas se pueden teñir o estampar de distintos modos. Se pueden colorear cuando ya están tejidas, se pueden teñir con las fibras sueltas con tinte en bruto y, además, se puede teñir el hijo o el filamento antes de pasar al proceso de tejido.
Se debe destacar, en este sentido, que los hilos sintéticos también se pueden teñir previamente. Ello se logra incorporando pigmentos coloreados en la solución de hilado. Es importante que se genere antes de extruir los filamentos mediante las boquillas de hilatura.
¿Qué otros acabados son posibles?
Finalmente, se debe destacar que, además de los teñidos anteriormente mencionados, es posible llevar a cabo otros tipos de acabados en las telas, según las necesidades de cada caso. Muchos de estos acabados se realizan con fines de mejorar la resistencia de determinados tejidos al uso diario o la exposición. Se puede mejorar la resistencia y la elasticidad del tejido, reducir la posibilidad de sufrir arrugas, entre otras posibilidades. También hay acabados que están destinados a lograr pliegues que se mantengan de forma permanente, resistentes al lavado.